TEACHER'S NEW BOOK; SORRY
First book ever published; long ago, back in 1988, when the teacher had a different oulook on life, and death, which is the same. As to this point, lots of influence of Plato (the two worlds, you know) and John Dunne (not "Donne", the English poet) and his Serial Time Theory, which had such an influence on Priestley (English playright; you can't miss him: police drama). In those days, the main poetic influence was Italian: the hermetismo and the crepusculares; mainly Ungaretti and Montale.
The little book was lucky and awarded a prize by a breathtaking jury.
It can be found at a click
http://www.amazon.es/DESDE-ALBA-Diego-Nieto-Marc%C3%B3-ebook/dp/B00ISSAAHE/ref=sr_1_3?s=books&ie=UTF8&qid=1394616242&sr=1-3&keywords=diego+a.+nieto+marc%C3%B3
Notice what's happened with the stress on "Marcó's "o": It is not "Marco" (the name of an infamous politician some decades ago), but "Marcó".
Let me give as example one of the most representative poems in the book.
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Notice what's happened with the stress on "Marcó's "o": It is not "Marco" (the name of an infamous politician some decades ago), but "Marcó".
Let me give as example one of the most representative poems in the book.
FINAL
XXVIII
Desde aquel punto perfecto de mi origen,
tal vez de voz divina, tal vez de pura nada,
he viajado.
El silencio ha precedido, y continuado,
a mi palabra.
El camino andado es un desierto, sólo el aire mana.
Ya ha nevado —blanca
se esparce la llanura— y ni una huella queda
que hienda las arenas, que marque el suave polvo,
que recuerde
mi larga figura de tiempo enarbolada.
Ya nada queda, como antes al moverse el día
de otros días que pasaron,
de mis ecos corpóreos,
de mis adioses —tanto adiós—
que desgajaban mi sueño de otro sueño
como se desgaja, morosa, la tierra de la noche
con un charco de sangre en la mañana.
Ya nada queda. Ni la mano obediente,
ni el pie obstinado al viaje,
ni aquel atardecer erguido junto a ella,
que caminaba a mi lado
como ayudando a reclinar la tarde.
De mi paso
no perviven ni el silencio ni el vacío:
todas mis figuras progresivas
me han seguido,
han abandonado sus perfumados cálices,
sus blancos rostros como de luna trémula,
sus órbitas imprevisibles,
y aquí están, a la orilla de mi etérea mano, están
cubriéndome ya de sinfonías,
completándome de reflejos y de cantos,
transfigurándome, lenta, lentamente,
en esta extensión perfecta como la extensión primera,
en este abierto mar, en esta
abierta infinitud de azules imbatibles,
aquí, en la muerte.
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